por Manuel Carreira
[ Manuel M.
Carreira, sacerdote jesuita, es Licenciado en Filosofía (Universidad
Pontificia Comillas, Madrid), Licenciado en Teología (Loyola University, Chicago), Máster en Física (John Carroll University, Cleveland) y Doctor en Física (The Catholic University of America,
Washington). Su tesis versó sobre los rayos cósmicos y estuvo dirigida
por el Dr. Clyde Cowan (co-descubridor del neutrino y Premio Nobel de
Física). El Dr. Carreira ha sido durante quince años miembro de la
junta directiva del Observatorio Vaticano. Además de investigar en
torno a la astrofísica y a las relaciones entre ciencia, filosofía y
teología, ha trabajado en varios proyectos de desarrollo tecnológico en
el área aeroespacial, financiados por la NASA ].
Este artículo es parte de uno más amplio titulado "La Sábana Santa desde el punto de vista de la física" [ disponible aquí
], tomado de la revista «Biblia y Fe» 70, vol. XXIV (enero-abril 1998),
pp. 173-195.
La redacción de este volumen corrió a cargo del Centro Español
de Sindonología, el cual ha autorizado su publicación en esta web.
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Es bien conocido de todos el resultado que se anunció en 1988: tres laboratorios distintos [el Research Laboratory for Archaeology and the History of Art, University of Oxford (Inglaterra), el ETH Zürich (Suiza), y la University of Arizona at Tucson (Estados Unidos)] afirmaron conjuntamente que la técnica de datación por el C 14 indicaba que el lienzo de Turín era del siglo XIV,
aproximadamente de aquella época en que tenemos testimonios históricos
de su existencia en Francia. La reacción inmediata de los medios de
comunicación, e incluso de medios eclesiásticos, fue el declarar el
tema zanjado, y negar toda posible conexión de la Sábana con la
crucifixión de Jesús catorce siglos antes.
Con un único dato en contra, aunque se trataba de un dato revestido de todo el prestigio de la ciencia nuclear moderna, se
daba por inválido todo el estudio previo de decenas de científicos de
todas las disciplinas y todos los resultados concordantes que apuntan a
la autenticidad arqueológica del lienzo. Sin responder a las
preguntas obvias de cómo podría alguien en la Edad Media tener los
conocimientos médicos o históricos para producir una impresión que
asombra por su exactitud anatómica, patológica y cultural, y sin
indicar cómo esa imagen única pudo aparecer sobre la tela, se dio por
cerrado el caso con referencias más o menos tibias a un valor simbólico
de ese "icono", o con un ataque despreciativo hacia la credulidad y
oportunismo de quienes lo veneraron durante siglos.
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[ El siguiente cuadro no pertenece al artículo de Carreira. Pretende ofrecer una toma de contacto con algunos de los responsables de la datación de la Síndone mediante el C-14 ]
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Creo, como físico, que la reacción fue prematura, precipitada y excesiva.
No es la primera vez, ni será la última, en que un dato discordante
deja perplejos a los investigadores durante un tiempo. Podemos recordar
que, a principios de siglo, la duración del Sol por los procesos
conocidos de producción de energía era totalmente incompatible con la
edad de la Tierra y de sus rocas, con vestigios claros de vida muy
anterior a la edad calculable para nuestra estrella. También la edad del
universo según los datos de Hubble en los años 30 era inferior a la
edad de las rocas terrestres, y hoy vuelve a presentarse el problema
con edades de estrellas que parecen exceder los cálculos más aceptados
de la expansión desde el Big Bang inicial. En cada caso, fue necesario
re-calibrar los métodos de datación o ampliar los procesos físicos a
tener en cuenta. Pero en ningún caso se negó o consideró sin valor
ninguno de los datos científicos por el hecho de estar en conflicto. Lo
mismo ha ocurrido en el campo de la física de partículas, con
problemas tan serios como la aparente no-conservación de masa y energía
(que llevó a predecir y descubrir el neutrino) o,
en la actualidad, con la falta de neutrinos solares, que nos fuerza a
una revisión de enorme alcance en nuestras teorías de reacciones
nucleares en las estrellas o en las propiedades de partículas
elementales.
* * *
[ El siguiente cuadro no pertenece al artículo de Carreira. Nos parece preciso brindar la 'contra-parte' del comunicado oficial ]
* * *
La ciencia avanza resolviendo problemas, no negándolos.
Por sobreponerse al "sentido común" con sus obvias conclusiones,
Einstein nos dio la relatividad. La mecánica cuántica, a pesar de su
éxito indudable, sigue desafiando todas nuestras nociones de realidad y
de lo que "debe" suceder; hasta el punto que se llega a decir en
libros de texto que no debemos preguntarnos cómo pueden las cosas ser
realmente así, si es que queremos avanzar en nuestro estudio. Siempre
es de temer que nuestras simplificaciones de problemas para hacerlos
solubles nos dejen con la impresión falsa de que hemos tenido en cuenta
todos los factores importantes.
En el caso de dataciones por el C 14 es bien conocido
el hecho de que se dan resultados discordantes con cierta frecuencia, y
que un solo dato no es suficiente para tener seguridad. Necesitamos
saber con precisión la cantidad (porcentaje) de átomos radiactivos en
la muestra inicial, las posibles causas de contaminación y su influjo
relativo, y el porcentaje final a esperar después de un tiempo dado.
Con esta base, se compara el resultado de medidas (número de átomos
radiactivos en la muestra) con lo que predice la teoría para cada
período de tiempo, y así se infiere la edad. Pero no es fácil
establecer con precisión la historia de un objeto y de su entorno para
eliminar causas de error.
Un ejemplo
puede aclarar lo expuesto. Si yo entrego a un laboratorio un trozo de
rama de árbol, todavía verde, espero que el resultado del C 14 indique
una edad cero con respecto a la fecha actual, pues la rama estaba aún
viva al cortarla del árbol. Si se me dice que el contenido de C 14
corresponde a una edad de hace miles de años, tendré que encontrar una
razón para lo que es claramente una fecha equivocada, pero no negaré
que la rama estaba viva hace unos días. En este ejemplo podemos sugerir
una respuesta: si el árbol crecía en un ambiente cargado de CO2
de combustibles fósiles (carbón o petróleo), su porcentaje de C 14
será tan mínimo que una interpretación obvia llevará a edades
prehistóricas. Lo contrario podría ocurrir si la muestra, aun realmente
muy antigua, se contaminase con material carbonáceo moderno.
En el caso
del lienzo de Turín se ha hecho notar que las pequeñas muestras
analizadas se extrajeron del borde de la tela, en una zona donde se han
hecho reparaciones relativamente recientes (en los últimos siglos), y
donde es muy probable que los hilos no sean exclusivamente parte del
tejido original. Hasta qué punto es esto así, no puede decidirse a
posteriori: los hilos se destruyen en el proceso de medida, y otros
hilos que aún se conservan pueden sugerir que hubo una mezcla, pero no
lo prueban ni lo niegan. Realmente sería muy deseable obtener muestras
de una zona totalmente libre de otra tela o hilo extraño al lienzo,
posiblemente de una parte casi central, pero lejos de los remiendos que
cubren las quemaduras de 1532, así como de las otras quemaduras
claramente visibles.
Contaminación
por contacto con otros materiales puede también introducir C 14
moderno en las muestras. Uno de los requisitos más importantes del
método experimental de datación es la más completa limpieza posible,
utilizando solventes orgánicos e inorgánicos que no afecten a la
celulosa pero sí a cualquier adherencia. Suponemos que este cuidado se
dio en el caso de la Sábana, y que no hubo ninguna materia extraña en
la cámara de combustión al quemar los hilos para producir el CO2 que luego pasa por el espectrómetro de masas.
Pero tal
limpieza completa no puede suponerse automáticamente sin hacer pruebas,
aun microscópicas. Queda todavía la posibilidad de algún tipo de
contaminación externa resistente a todo lavado normal, o de alguna
reacción química que incorpore C 14 moderno a la estructura de la
celulosa, en forma permanente e indistinguible de su composición
original. Ambos tipos de contaminación de la Sábana han sido afirmados
por autores dignos de crédito, aunque -sin tener acceso a su datos- no
creo posible evaluar correctamente la importancia de tales efectos.
El Dr.
Garza-Valdés afirma haber encontrado en muestras de la Sábana una capa
de materia orgánica producida por microorganismos que todavía viven y
se multiplican en los hilos. Según sus experimentos, esta
especie de plástico adherido a las fibras es resistente a todos los
métodos normales de limpieza, y puede constituir un porcentaje
importante de materia carbonácea. Lo mismo ha sido afirmado por
el Dr. Kouznetsov. Sin una serie de muestras bien controladas, y de
medidas cuantitativas, no es posible juzgar la importancia que este
material tendría para alterar la datación del lienzo. Pero es
sorprendente que se afirme (en el artículo original de «Nature») el
mismo contenido de C 14 en muestras que se sometieron a limpieza muy
profunda y en otras que se midieron sin limpieza alguna, a pesar del
obvio estado de suciedad de la tela tras siglos de manipulación y
exposición a humo, agua, y otros contaminantes.
Dejando a un
lado propuestas explicativas que se apoyan en procesos naturales y
reproducibles, nos vemos ante hipótesis de tipo excepcional, no
susceptibles de verificación en el laboratorio, y que suelen ir unidas a
supuestos modos de formación de la imagen por un hecho sobrenatural.
En una forma u otra se sugiere que cualquier proceso desconocido capaz
de afectar al lienzo con una energía que causó la imagen, pudo también
alterar la tela en su estructura atómica, aumentando el contenido de C
14.
La primera
reacción ante estas afirmaciones es de extrañeza, por la coincidencia
de que tal fenómeno lleve exactamente a una fecha que coincide con la
datación histórica, y no a otro siglo anterior o posterior... ¿por
casualidad? Si la formación de la imagen se debe a una decisión divina
de dejar un motivo de credibilidad en la resurrección, parece ilógico
el darnos un objeto que por su misma naturaleza física nos induce a
dudar de su autenticidad, haciéndolo inútil para ese fin. Y si el C 14
excesivo se produce por un fenómeno físico conocido o plausible, ¿cuál
es su naturaleza?
Es frecuente
atribuir la imagen a una "radiación" no especificada. No acepta la
física actual ningún tipo de radiación electromagnética que introduzca
nuevos neutrones en el núcleo de C 12 o C 13. Aun suponiendo un proceso
desconocido (y poco plausible) por el que el N 14 del aire se
convirtiese en C 14, no hay razón de que se combine químicamente con la
celulosa del lienzo; una mera adherencia superficial no sería
suficiente para contaminar las muestras, resistiendo a su limpieza.
Tampoco es más aceptable la hipótesis de una "desmaterialización" del
cuerpo, para que se liberen las partículas del núcleo y los neutrones
se introduzcan en el C 12 de la tela. El C 14 de nuestra atmósfera se
debe al impacto de rayos cósmicos sobre el N 14 del aire, no sobre el C
12. Y el efecto observado en la tela es muy improbable físicamente, de
no ajustar con gran precisión la energía de los neutrones.
Si tenemos
en cuenta la naturaleza de las fuerzas que mantienen unidas a las
partículas de núcleos más pesados que el H, se puede formular una
objeción muy obvia a toda "desmaterialización" que las separa. Desde el
He hasta el Hierro, la síntesis nuclear libera energía, equivalente
aproximadamente a un 1% de la masa inicial para llegar al C, N, O, Ca
que constituyen el 34 % de los átomos del cuerpo humano típico. Para un
cuerpo de 75 kg, esto quiere decir que unos 500 gramos de masa se han
transformado en una enorme cantidad de energía (calculada por la
conocida fórmula de Einstein, E=mc2 ), y esta misma cantidad (unos
50.000 billones de julios, la energía de una bomba atómica de 10
Megatones), es necesaria para destruir los núcleos y transformarlos de
nuevo en partículas sueltas. Nada se dice en esta hipótesis acerca de
la fuente de tal energía, ni del modo de canalizarla para que su único
efecto sea el deshacer los núcleos atómicos del cuerpo, sin afectar ni
destruir los objetos de su entorno.
El atribuir
la imagen a rayos X de baja energía emitidos durante la
desmaterialización débil supone también procesos muy improbables
físicamente. No hay razón de que se produzca radiación X, que supone
liberación de un exceso de energía, cuando es necesario suministrar la
energía total que debe explicar la desmaterialización. Ninguna radiación que se propaga según leyes conocidas puede explicar las características de la imagen de la Síndone.
Ni conozco experimento alguno que dé base para pensar que tendrían
exactamente la longitud de onda adecuada para penetrar solamente la
superficie de las fibrillas de lino, causando la levísima
deshidratación que da al lienzo el color amarillento de la imagen.
Resumiendo todo lo dicho: en el supuesto de que la datación por radiocarbono ha sido llevada a cabo en forma profesional y totalmente digna de crédito (aunque con fallos metodológicos bien conocidos y que no tengo que discutir), es
necesario encontrar una explicación de que su resultado esté en
contradicción obvia con lo que se deduce de todos los demás estudios de
la Sábana. Es posible que contaminaciones de microorganismos o
efectos del incendio hayan introducido algún C 14 en la celulosa del
lienzo: tal efecto tiene que ser establecido cuantitativamente. Otras
formas de enriquecimiento radiactivo son poco plausibles por su
gratuidad desde el punto de vista de los procesos físicos necesarios y
de sus efectos secundarios (además de sus dificultades filosóficas o
teológicas). El problema permanece todavía sin resolver.
* * *
[ Hasta aquí el artículo de M. Carreira ]
Por otra parte, son interesantísimas las declaraciones del DR. HARRY E. GOVE.
Éste fue uno de los inventores del Acelerador de Espectrometría de Masa
(técnica para datación por radiocarbono). Él mismo, a propósito de la
datación de la Síndone con la técnica del radiocarbono, afirma:
Pero sin duda la investigación más concienzuda en torno al tema que nos ocupa es la realizada por el recientemente fallecido RAYMOND ('Ray') N. ROGERS, de Los Álamos National Laboratory
(Universidad de California) y uno de los científicos más críticos con
M. Tite por los errores cometidos en la datación de la Síndone mediante
el C14.
En sus trabajos, Ray Rogers demuestra que las muestras obtenidas para efectuar aquella datación tienen características distintas al resto del lienzo de Turín,
algo con lo que tropieza al examinar determinadas fotografías tomadas
con espectros de luz específicos que muestran la aberrante composición
de la zona de la tela en la que se tomaron las muestras.
La fotografía bajo luz transmitida a una temperatura de 3200ºK muestra
una diferencia en la disposición de las bandas claras y oscuras, así
como dosificaciones de intensidad de algunas bandas verticales con la
parte inferior de la banda oscura horizontal que se incopora al pliegue
curvo. Globalmente el aspecto de la textura en la zona superior, clara,
es diferente del de la zona inferior oscura. Esta observación apunta a
la hipótesis de que se añadió o se mezcló un material extraño al tejido
original. Las obtenidas con fluorescencia ultravioleta dan el mismo resultado. La
zona en la que se extrajo la muestra para la datación con el C14 está
más oscura que el resto de la Sábana, ya que no es fluorescente,
mientras que el fondo del resto del lienzo lo es ligeramente. Esto es un
indicio claro de una composición química diferente. Del mismo
modo, una radiografía pondrá de manifiesto que algunas bandas no se
extienden de la parte principal hasta la zona de muestras tomadas por el
análisis con C14. Así mismo la estructura en banda del tejido normal no se encuentra en la zona de las muestras.
La diferente composición de la parte de la tela en la que se extrajeron las muestras para el C14 y el resto de la Sábana se deduce también de los análisis químicos de los hilos de lino
efectuados por Ray Rogers, en particular a lo relativo a la lignina y a
la vainillina. La lignina es un componente natural de todas las
plantas, y en el lino se encuentra en forma de puntos oscuros en los
nudos de crecimiento de las fibras. Se ha hecho un estudio sobre la
lignina presente en diferentes zonas de la Sábana Santa y otro en la
parte del lienzo inmediatamente próxima al lugar en el que se extrajeron
las muestras para el C14, lo que se logró analizando la muestra del
mismo punto que conservaba en su poder un experto textil belga, Gilbert
Raes, desde el año 1973. Las mismas mediciones se efectuaron sobre la
tela de Holanda, o batista, que sostenía el lienzo por su parte
posterior, y con otros tejidos de lino modernos. Los resultados de
Rogers fueron los siguientes:
Las pruebas de la cinética
química (vainillina, NDT), de la química analítica, de contenido de
fibras de algodón y de la espectroscopia de masas por pirolisis prueban
que el material resultante de la zona utilizada para la prueba del C14
de la Sábana Santa es significativamente diferente del resto de la
Sábana. Por lo tanto, asegura Rogers: "LA MUESTRA USADA PARA EL
RADIOCARBONO NO FORMABA PARTE DEL TEJIDO ORIGINAL DE LA SÁBANA SANTA Y
NO ES VÁLIDA PARA DETERMINAR LA EDAD DEL LIENZO DE LA SÍNDONE".
Ray Rogers y algunas de sus conclusiones.
Vídeo extraído de El misterio de la Sábana Santa, Discovery Channel, 2003.
Puede adquirirse el DVD aquí
Interesantísima es la carta
que unos meses antes de su muerte escribió Ray Rogers al ya conocido
Prof. Manuel Carreira. Extraemos algunas de sus líneas:
_______________________________
J. DE PALACIOS CARVAJAL, La Sábana Santa. Estudio de un cirujano, Espejo de Tinta, Madrid 2007, 235-243. |
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