La Sábana Santa es el admirable documento que detalla, con rigor científico, la extrema crueldad con que los hombres golpeamos a Jesús en la Pasión. La Sábana Santa es también un excelente "libro" de espiritualidad, en donde el alma puede meditar, en todo momento, sobre la inmensidad del Amor de Cristo Jesús y cuánto le costó el habernos amado.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La Sábana Santa y los Evangelios



[ Textos extraídos de la Nueva Biblia de Jerusalén, Desclée, Bilbao 1998 ]
* Abreviaturas: Mt = Mateo; Mc = Marcos; Lc = Lucas; Jn = Juan]
SÍNDONE
EVANGELIOS
Heridas de flagelación
en todo el cuerpo
Mt 27, 26: "... después de azotarle...".
Mc 15, 15: "... después de azotarle...".
Jn 19, 1: "Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle".
Heridas en la cabeza
y nuca producidas
por un casco espinoso
Mt 27, 28: "... y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza".
Mc 15, 17: "... y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen".
Jn 19, 2: "Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza...".
Jn 19, 5: "Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas...".
Contusiones en el rostro
Mt 27, 30: "... (los soldados del procurador) cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza".
Mc 14, 65: "(algunos) ... le daban bofetadas... y los criados le recibieron a golpes".
Mc 15, 19: "Y (los soldados) le golpeaban en la cabeza con una caña...".
Lc 22, 63: "Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban ".
Jn 18, 22: "... uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús...".
Jn 19, 3: "... Y le daban bofetadas".
Contusiones en la espalda
por la carga de un madero
Jn 19, 16-17: "... Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz...".
Heridas de crucifixión
en muñecas y pies
Mt 27, 26: "Entonces... (Pilato) se lo entregó para que fuera crucificado".
Mt 27, 35: "Una vez que le crucificaron...".
Mc 15, 15: "Pilato... entregó a Jesús... para que fuera crucificado".
Mc 16, 14: "Le crucifican...".
Lc 23, 24: "Pilato sentenció que se cumpliera su demanda (que fuera crucificado)".
Lc 23, 33: "... le crucificaron allí a él...".
Jn 19, 16: "Entonces se lo entregó para que fuera crucificado...".
Jn 19, 18: "... y allí le crucificaron...".
Huesos de las piernas
no fracturados, en contraste
con los usos romanos
Jn 19, 33. 36: "Pero al llegar a Jesús, como le hallaron ya muerto, no le quebraron las piernas... para que se cumpliera la Escritura: 'No se le quebrará hueso alguno' ".
Herida de lanza en elhemitórax derecho,
con salida de sangre
y suero, postmortal
Jn 19, 34. 37: "... (ya muerto) uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua... otra Escritura dice: 'Mirarán al que traspasaron' ".
Sepultura del cuerpo,
no lavado, envuelto en
una sábana de lino y
con abundancia de
sustancias aromáticas
Mt 27, 57-60: "Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José... Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase. Y José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia lo puso en un sepulcro nuevo...".
Mc 15, 42-46: "Y ya al atardecer, como era el día de la Preparación, es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea... tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús... concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro...".
Lc 23, 50-54: "... un hombre llamado José... Era de Arimatea... se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús y, después de descolgarlo, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro... Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado".
Jn 19, 31. 38-40: "... Era el día de la Preparación ... José de Arimatea... Fue también Nicodemo... con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar".
Jn 20, 1-7: "El primer día de la semana... Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro... el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio los lienzos en el suelo; pero no entró. Llega tras él Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte".

“Lienzos”, “Síndone” y “Sudario” en la sepultura de Jesús
El siguiente artículo apareció publicado en la Revista del Centro Español de SindonologíaLínteum (nº7, junio de 1992, pág. 11). Es un resumen del estudio, mucho más extenso y exhaustivo, de: LUIS GARCÍA GARCÍASíndone y Sudario, presentes en la sepultura de JesúsBiblia y Fe 70 (1998), 61-84.

Jn 20, 6-7 en el original griego. Hemos resaltado las palabras tà othónia (lienzos) y soudarion (sudario)
El estudio se centra en los versículos seis y siete del capítulo veinte del Evangelio de San Juan, que narra la llegada al sepulcro vacío –tras la resurrección de Cristo- de los apóstoles Pedro y Juan. La diferencia entre las dos palabras citadas es más importante de lo que puede parecer. En la traducción castellana que actualmente se lee en la liturgia, se confunden ambos términos y, en el texto de San Juan sobre la resurrección, se dice que el apóstol Pedro, al entrar en el sepulcro, “vio las VENDAS en el suelo”. Si se acepta esto, se provoca una notable incertidumbre sobre lo que quiere decir el evangelista al hablar, inmediatamente antes, del “SUDARIO que había estado sobre su cabeza”. ¿Es este ‘sudario’ lo que hoy conocemos como ‘Sábana Santa’? Afirmar esto es la primera tentación equivocada que se le ocurre a cualquiera que no sea experto en la cuestión.
D. Luis García García [ doctor en teología ] demuestra, con una amplia documentación al respecto, cómo la mayoría de las traducciones interpretan el término griego tà othónia, y su equivalente latino linteamina, por LIENZOS y no por VENDAS. La palabra griega que se traduce por VENDAS es diferente y se usa –por ejemplo- en la resurrección de Lázaro, para indicar que iba atado con esas vendas; esta palabra griega no aparece en absoluto cuando se describe la sepultura de Jesús. El autor trae a su favor el testimonio de San Jerónimo, traductor de la Biblia al latín (siglo V-VI), cuya traducción se conoce con el nombre de ‘Vulgata’ y constituye la versión oficial de la Biblia para la Iglesia romana. También aporta los escritos de Nonno de Panópolis, autor griego del año 400 aproximadamente.
Esa traducción permite a nuestro autor distinguir, a continuación, con toda claridad, los términos Sindon (SÁBANA o SÍNDONE) ySoudarion (SUDARIO). Ambos aparecen al hablar de la sepultura de Jesús, pero se refieren a dos realidades diferentes: la sábana es de tamaño grande, mientras que el sudario es de tamaño pequeño, como un pañuelo o algo mayor; en una de las parábolas de Cristo, en efecto, un sudario sirve para envolver una moneda y esconderla en un hoyo. La Síndone aparece en el evangelio poco antes de la sepultura de Jesús, cuando José de Arimatea y Nicodemo preparan las cosas necesarias para el entierro. El Soudarion es visto por San Pedro después de la resurrección “aparte, doblado, en un lugar” del sepulcro.
Entonces, ¿a qué se refiere el evangelista cuando dice que San Pedro, además, “vio los LIENZOS colocados” sobre el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús? Si estos lienzos se traducen libremente por VENDAS, su interpretación es difícil y confusa; pero si se traducen por LIENZOS o LIENZO DE LINO, como indica la palabra griega, su sentido es claro; se refiere a la Síndone o SÁBANA, de la que ya se ha hablado poco antes en el mismo texto evangélico. Así lo han traducido la gran mayoría de los antiguos y modernos escritores eclesiásticos.
El autor concluye solicitando a la Conferencia Episcopal Española una revisión de la actual traducción de los textos litúrgicos. No dice más, pero para los que conocemos los estudios que se están llevando a cabo en la Sábana Santa de Turín y en el Sudario de Oviedo, comprendemos que las distinciones que propugna son completamente coherentes con los últimos descubrimientos en estas dos reliquias, ambas diferentes, y que tienen visos de ser la síndone que envolvió el cuerpo de Jesús y el sudario que estuvo sobre su cabeza. Éste quedó aparte, “a un lado”, ya en el proceso de la sepultura, pues todo permite deducir que sólo sirvió durante el transporte del cadáver desde la cruz hasta el sepulcro.

PARA SABER MÁS...
 La tomba vuota e la Sindone di Torino, por Giuseppe Ghiberti (de credereoggi.it).
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