[ Textos extraídos de la Nueva Biblia de Jerusalén, Desclée, Bilbao 1998 ]
* Abreviaturas: Mt = Mateo; Mc = Marcos; Lc = Lucas; Jn = Juan]
SÍNDONE
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EVANGELIOS
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Heridas de flagelación
en todo el cuerpo |
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Heridas en la cabeza
y nuca producidas por un casco espinoso |
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Contusiones en el rostro
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Contusiones en la espalda
por la carga de un madero |
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Heridas de crucifixión
en muñecas y pies |
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Huesos de las piernas
no fracturados, en contraste con los usos romanos |
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Herida de lanza en elhemitórax derecho,
con salida de sangre y suero, postmortal |
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Sepultura del cuerpo,
no lavado, envuelto en una sábana de lino y con abundancia de sustancias aromáticas |
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“Lienzos”, “Síndone” y “Sudario” en la sepultura de Jesús
Jn 20, 6-7 en el original griego. Hemos resaltado las palabras tà othónia (lienzos) y soudarion (sudario)
El estudio se centra en los versículos seis y siete del capítulo veinte del Evangelio de San Juan, que narra la llegada al sepulcro vacío –tras la resurrección de Cristo- de los apóstoles Pedro y Juan. La diferencia entre las dos palabras citadas es más importante de lo que puede parecer. En la traducción castellana que actualmente se lee en la liturgia, se confunden ambos términos y, en el texto de San Juan sobre la resurrección, se dice que el apóstol Pedro, al entrar en el sepulcro, “vio las VENDAS en el suelo”. Si se acepta esto, se provoca una notable incertidumbre sobre lo que quiere decir el evangelista al hablar, inmediatamente antes, del “SUDARIO que había estado sobre su cabeza”. ¿Es este ‘sudario’ lo que hoy conocemos como ‘Sábana Santa’? Afirmar esto es la primera tentación equivocada que se le ocurre a cualquiera que no sea experto en la cuestión.
D. Luis García García [ doctor en teología ] demuestra, con una amplia documentación al respecto, cómo la mayoría de las traducciones interpretan el término griego tà othónia, y su equivalente latino linteamina, por LIENZOS y no por VENDAS. La palabra griega que se traduce por VENDAS es diferente y se usa –por ejemplo- en la resurrección de Lázaro, para indicar que iba atado con esas vendas; esta palabra griega no aparece en absoluto cuando se describe la sepultura de Jesús. El autor trae a su favor el testimonio de San Jerónimo, traductor de la Biblia al latín (siglo V-VI), cuya traducción se conoce con el nombre de ‘Vulgata’ y constituye la versión oficial de la Biblia para la Iglesia romana. También aporta los escritos de Nonno de Panópolis, autor griego del año 400 aproximadamente.
Esa traducción permite a nuestro autor distinguir, a continuación, con toda claridad, los términos Sindon (SÁBANA o SÍNDONE) ySoudarion (SUDARIO). Ambos aparecen al hablar de la sepultura de Jesús, pero se refieren a dos realidades diferentes: la sábana es de tamaño grande, mientras que el sudario es de tamaño pequeño, como un pañuelo o algo mayor; en una de las parábolas de Cristo, en efecto, un sudario sirve para envolver una moneda y esconderla en un hoyo. La Síndone aparece en el evangelio poco antes de la sepultura de Jesús, cuando José de Arimatea y Nicodemo preparan las cosas necesarias para el entierro. El Soudarion es visto por San Pedro después de la resurrección “aparte, doblado, en un lugar” del sepulcro.
Entonces, ¿a qué se refiere el evangelista cuando dice que San Pedro, además, “vio los LIENZOS colocados” sobre el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús? Si estos lienzos se traducen libremente por VENDAS, su interpretación es difícil y confusa; pero si se traducen por LIENZOS o LIENZO DE LINO, como indica la palabra griega, su sentido es claro; se refiere a la Síndone o SÁBANA, de la que ya se ha hablado poco antes en el mismo texto evangélico. Así lo han traducido la gran mayoría de los antiguos y modernos escritores eclesiásticos.
El autor concluye solicitando a la Conferencia Episcopal Española una revisión de la actual traducción de los textos litúrgicos. No dice más, pero para los que conocemos los estudios que se están llevando a cabo en la Sábana Santa de Turín y en el Sudario de Oviedo, comprendemos que las distinciones que propugna son completamente coherentes con los últimos descubrimientos en estas dos reliquias, ambas diferentes, y que tienen visos de ser la síndone que envolvió el cuerpo de Jesús y el sudario que estuvo sobre su cabeza. Éste quedó aparte, “a un lado”, ya en el proceso de la sepultura, pues todo permite deducir que sólo sirvió durante el transporte del cadáver desde la cruz hasta el sepulcro.
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